Cómo no estar de acuerdo con Marina en esto de recuperar la autoridad. Lo único que no menciona es que también es imprescindible recuperar el prestigio social perdido. Sin una sociedad que valore la escuela difícilmente vamos a recuperar la autoridad. Y como en esta sociedad nuestra lo que se lleva es la doble moral disfrazada de libertad de elección ese prestigio no llegará nunca. Ya sabemos que hay una pública y una privada y en qué consiste cada una de ellas. Así las cosas, Marina, sigue predicando tu mensaje oficialista. Seguro que sacaremos algunas ideas buenas de todo ello. Eso, sacaremos algunas ideas buenas. La recuperación de la autoridad tendrá que esperar. Y soy optimista.
“La recuperación de la autoridad. Crítica de la educación permisiva y de la educación autoritaria“.
El autor nos explicó de forma magistral y muy didáctica la necesidad de precisar el significado de autoridad, los motivos que causaron el hundimiento de la autoridad en las instituciones y por qué es necesario recuperar la autoridad.Desprestigio institucional
Antaño las instituciones como la escuela, la familía, el poder judicial, etc, tenían prestigio y poseían una autoridad por el hecho de ser tales instituciones. Sus representantes disfrutaban entonces de una autoridad heredada de la institución (el profesor, el padre de família, el juez…).
A partir del desprestigio de estas instituciones, se ha perdido esa autoridad heredada y ahora los docentes contamos sólo con la autoridad personal, que algunas personas tienen o trabajan y otras no tienen o les cuesta más.
Hay que prestigiar de nuevo a la institución educativa pero sin volver al autoritarismo ni caer en la permisividad. De este modo los docentes volveremos a disponer de autoridad heredada y:
- tendremos mayor influencia sobre los alumnos
- podremos hacer cumplir mejor las normas de convivencia imprescindibles para la educación
Educando en equipo
“Se acabó la época del profesor aislado. ¡Quien educa es todo el centro!”
Así de tajante se mostró José Antonio Marina en cuanto a la labor del profesorado. Es necesario trabajar como todo un centro. Quien educa es el claustro. Si un profesor sufre un problema de indisciplina en una de sus clases, no es sólo problema suyo, es un problema de todo el claustro. Así nos sentiremos más arropados y seremos más eficaces.
Nuestros centros tienen que ser “centros inteligentes“, concepto ligado a la teoria de las sociedades inteligentes del autor, donde los individuos no miran sólo por su bien privado sino que también se preocupan del bien público, del colectivo del que forman parte. Es bastante llamativo el hecho de que esta teoria de las sociedades inteligentes ha interesado más a las empresas de nuestro país que a los centros educativos.
También comentó que el equipo educativo básico consiste en familia y docentes y que tenemos que trabajar juntos.
Pasar a la acción
Existe una sensación generalizada de desánimo y un sentimiento de miedo entre el colectivo docente. Hay que superar todo esto y hay que valorar también las cosas buenas que se hacen en educación y la innovación que se lleva a cabo. Basta ya de queja sistemática y de discusiones estériles. Toda la sociedad debemos implicarnos activamente en la educación de hijos/alumnos/ciudadanos.
¿Cómo? No resulta fácil responder a esa pregunta pero podemos empezar por educar en equipo, tal como está explicado en el apartado anterior: trabajar con el resto de profesores, como todo un centro y trabajar codo con codo con las famílias.
José Antonio Marina, autor de este y muchos libros más, profesor catedrático de bachillerato y filósofo, pasa a la acción escribiendo artículos y libros como el aquí comentado, pero además ha puesto en marcha dos iniciativas educativas dirigidas a docentes, padres y sociedad:
- Movilización educativa, ¿qué puede hacer cada uno de nosotros para solucionar el problema de la educación?
- Universidad de padres, para guiar y ayudar en la tarea educativa de los padres con sus hijos
Recomendaciones interesantes
- Leer el libro “Mal de escuela” de Daniel Penac. Lo sacó a colación de que los docentes tenemos que centrarnos más en los alumnos “zoquetes” que en los que ya van bien porque estos últimos funcionan solos, con una mejor o peor escuela o con mejores o peores profesores.
- Ver la película “El motín del Caine” protagonizada por Humphrey Bogart y dirigida por Edward Dmytryk. Un ejemplo de que la intransigencia puede desatar situaciones desagradables y violentas. Los profesores tenemos saber manejar el juego del acercamiento/distanciamiento y de la flexibilidad/rigurosidad con nuestros alumnos, dependiendo de cada situación.
Cuestiones finales
Él dijo que es necesario que se cumplan unas normas de convivencia imprescindibles para la educación. En los centros educativos se ponen varias normas que quizá algunos profesores no consideran imprescindibles (llevar gorra o mascar chicle en clase). Mi pregunta fue:
“¿Debemos los docentes acatar y hacer cumplir esas normas, que ha puesto el centro, y que quizá no estemos del todo de acuerdo con ellas?
Sobre todo teniendo en cuenta, como dijo él que “debemos trabajar como todo un centro”.
Respondió diciendo que las normas a menudo se infringen y que hay que preguntarse si realmente estan alterando la buena marcha. Después añadió que las normas deben discutirse. Si los alumnos participan en la elaboración de las normas del centro se sienten más comprometidos y es más probable que las acaten. Nos recomendó que dedicáramos las primeras clases a discutir las normas de comportamiento. Los niños y adolescentes no encuentran soluciones hasta después de darle muchas vueltas a un asunto. Dejemos pues que les den las vueltas que necesitan.
“¿Cómo puede ayudar la educación emocional, bastante ausente en nuestro sistema educativo, a recuperar la autoridad?”
Me dijo que la educación emocional estaba bien pero que había que precisar e ir más allá. En su libro habla de educar el carácter, es decir, educar las emociones pero también con cuestiones éticas y morales. Lo ilustró con un ejemplo muy acertado: la empatía es una habilidad emocional que está muy bien pero ¡los timadores gozan de muchísima empatía!
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