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jueves, 3 de junio de 2010

Libros contra ebooks, la gran evasión (ocasión quería decir)

Esto es lo que nos comenta Manuel del Pozo (Expansión) sobre el libro ahora que está en marcha la feria de Madrid y que tanto se habla de los ebooks. La primera parte original, en la línea del descubrimiento del famoso BOOK de you tube. La segunda parte más exhaustiva y dando contenido informativo de verdad sobre las perspectivas en las que trabajan los editores.

Llega lo último en alta tecnología: El Libro

Publicado el 02-06-2010 , por Manuel del Pozo

Se trata de un nuevo dispositivo de conocimiento bioóptico organizado, que responde al nombre comercial de Libro. Sin cables, sin circuitos eléctricos, sin batería, sin necesidad de conexión.

El Libro supone una revolucionaria ruptura tecnológica, es compacto y portátil y, como no necesita recargarse, puede ser utilizado en cualquier lugar y tanto tiempo como sea necesario. El Libro nunca se cuelga, nunca necesita ser reiniciado y basta con abrirlo para disfrutar de todas sus ventajas.

El Libro está construido con hojas de papel numeradas secuencialmente, cada una de las cuales es capaz de almacenar miles de bits de información. Cada página es escaneada ópticamente, registrando la información directamente en tu cerebro. Una simple sacudida de dedo nos lleva a la siguiente página. Gracias a la tecnología de papel opaco, los fabricantes pueden usar ambas caras, duplicando la información y reduciendo costes.

El Libro incluye un localizador, llamado Índice, que permite la localización de cualquier información seleccionada para su recuperación. Cuenta también con varios accesorios opcionales como el Marcapáginas -que permite abrir el Libro en el punto exacto en el que fue dejado en la sesión anterior-, el Lapicero -que facilita hacer notas junto a las entradas de texto- y el Atril, que es lo más avanzado en manos libres.

El Libro cuenta con unos defensores muy entusiastas, y que a través de webs como leerestademoda.com -donde se incluye el gracioso vídeo Book que define de forma irónica sus ventajas tecnológicas- intentan proteger al libro tradicional del acoso al que se está viendo sometido por parte del e-book. Los tradicionalistas hablan de sensaciones, del gusto por el olor a tinta y por el tacto del papel, de que duran más tiempo -hay libros con 500 años de antigüedad y manuscritos de hace mil años-, de que si se cae no se rompe como un aparato electrónico, e incluso de lo bien que quedan como decoración en las estanterías.

El escritor, intelectual y filósofo Umberto Eco ha cogido esta bandera y ha escrito la obra No esperéis libraros de los libros. Umberto Eco ha llegado a decir que “el libro es como la cuchara, el martillo, la rueda o las tijeras, una vez que se han inventado no se puede hacer nada mejor; no se puede hacer una cuchara que sea mejor que la cuchara”.

Es verdad que un libro es capaz de transmitir emociones, pero esto no tiene nada que ver con el papel y la tinta, sino con la narración. Y por mucho que a los nostálgicos les disguste, el e-book ha llegado para quedarse, y de hecho ya ha empezado a revolucionar el negocio. De cada cien libros que ofrece Amazon en formato papel y en Kindle -su librería electrónica-, el 48% se vende a través de este último formato. Dan Brown ha vendido 120 copias digitales de su último libro por cada 100 en papel.

Las ventajas del e-book son evidentes: la versión digital de cualquier libro cuesta 9 euros frente a los 22 euros del papel, el coste de reedición es prácticamente cero, se puede incluir una entrevista con el escritor o un trailer de la futura película basada en el libro, permite ir de veraneo sin cargar con pesados tochos, si una novela no nos engancha cambiaremos a otra con un simple click, podemos lanzarnos a leer en inglés gracias al diccionario online, los niños irán al cole sin cargar con la pesada mochila...

En la Feria del Libro, que se está celebrando estos días en Madrid, la polémica sobre el libro electrónico ha eclipsado a los autores estrella como Arturo Pérez-Reverte, María Dueñas, Lorenzo Silva, Julia Navarro, Federico Moccia, José García Abad, Pío Moa, Leopoldo Abadía o Jostein Gaarder. Aparte del boom de la novela negra nórdica (Stieg Larsson, Henning Mankell, Camilla Läckberg o Asa Larsson), lo más curioso de esta edición es que las mayores colas para la firma de ejemplares se congregaban en torno al cantante Loquillo, que escribía dedicatorias de su libro Barcelona Ciudad.

Julia Navarro y Lorenzo Silva -que acaban de publicar Dime quién soy y La estrategia del agua, respectivamente- se quejaban amargamente de que sus libros ya estaban disponibles gratis en media docena de webs. Éste es el gran peligro que acecha al libro, que acabe fagocitado por la piratería como ha ocurrido con la música y con las películas. Los editores achacan a las descargas ilegales de Internet la caída del 10% en las ventas de libros sufrida este año.

El mundo editorial parece haber aprendido de los errores de otras industrias culturales, y este mes presentará Libranda, una gran plataforma digital de venta de libros, que está promovida por Planeta, Santillana y Random House. Libranda será un escaparate donde las editoriales facilitarán las descargas de sus títulos, y las librerías con la tecnología adecuada los venderán al público entre un 20 y un 30% inferior al ejemplar en papel. En este nuevo universo ganan los editores -que se ahorran el proceso de impresión- y los autores, cuyo porcentaje de beneficio pasará del 10% actual al 20 ò 25%. Los grandes perjudicados serán los distribuidores y los impresores.

El libro tradicional no desaparecerá, pero su supervivencia va a depender de que sea capaz de entrar por la puerta digital.

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