Tras la demagogia viene la calma

El debate sobre el estado de la nación ha servido para ver cómo, sin ningún tipo de escrúpulos ni de rubores, a los docentes, a la enseñanza en general, a la escuela pública en particular, se nos ningunea y se nos utiliza. Que al señor Zapatero, nuestro presidente, le parezca una buena idea para salvar su situación personal en estos momentos tan comprometidos por motivo de esta crisis económica, es normal. Él sabe lo sensibles que somos todos a estos temas de los niños abandonados. Pero que nosotros debamos creerle es otra cosa. Ya las hemos visto de todos los colores. Y la educación pública sigue en su sitio, en la cola de todo en este país. Así que cuando nos hable la próxima vez nuestro presidente diremos rápidamente, va que empieza la película. Y será un película que te podrá hacer reír o llorar, será de acción o romántica, será una película ...

Ni hay ordenadores ni se les espera. Y lo mismo daría que los hubiese porque los ordenadores no andan solos y tienen que ir acompañados de mucha más cosa: instalaciones, conexiones a internet, banda ancha o muy ancha, docentes capacitados, padres enterados y preocupados, etecé, etecé.